Sequía

¿Cómo puede quitar la sed una fuente que no mana, que está seca? Empeño inútil. Si la fuente no mana, si no hay agua que dé vida, la fuente no es tal, no es nada; no es fuente. Y quien pretenda quitar la sed yendo a ella, con más sed se queda. A su sed se añade, ahora, la sed de la fuente.

Yo, ahora, soy una fuente seca, un manantial que no mana, una luz que no luce, un espíritu que se arrastra para no perecer. Y, si soy así, si así me siento, ¿por qué estas líneas? Sólo Dios lo sabe.

O, quizás, yo lo sepa. Escribo para pediros perdón por mi silencio. Por este silencio que abarca ya varias semanas. Por este compromiso contraído con vosotros que estoy incumpliendo. No estáis olvidados, os recuerdo cada día de estos en los que ha sido imposible deslizar mis dedos por el teclado para contaros algo que pudiera interesaros. Escribir he escrito bastante, pero no me he atrevido a publicarlo. Cada escrito que terminaba lo metía en el “cajón” esperando que madurase. Pero, no, siempre me parecía inapropiado, absurdo o arbitrario, y no me decidía publicarlo; tal es el respeto que os tengo, la sensación de que debo cuidaros.

Pero el tiempo pasa y todo cambia, sin que aparentemente cambie nada. Con la edad la sangre se vuelve más tibia y los huesos más lentos. El hacer se vuelve más pausado, los nervios más irritables, el carácter más osco y la luz tarda más en llegar. Moverse y hacer cuesta más, cumplir los compromisos también. Cada día parece que es como si pasase una semana, cada semana como si fuera un mes, cada mes como un año, cada año… Cada año como si parase una eternidad, toda una vida. Llevo contándoos cosas más de catorce años; toda una vida. El manantial, que antes fluía vigoroso, ha ido menguando con el tiempo, hasta secarse; ahora está seco.

Estas líneas son la última gota que he encontrado en lo que fui. Recibirlas con amor, pues con todo mi amor están escritas. Un amor estable y sincero, aunque no afectuoso, que siempre os he tenido; que os tengo. Vosotros habéis sido el sentido de mi manar. Pero el pastor ha perdido su cayado y sin él no se siente capaz de pastorear más y siente que las ovejas se alejan. Siguen siendo sus ovejas, pero él ya no puede pastorearlas, van libres. Así vosotros.

Quizás en el futuro, si la lluvia torrencial del Espíritu vuelve a llenar la mena, el agua llegue a la fuente y la fuente vuelva a ser fuente. Mas ahora, la fuente se ha vuelto pedernal; el río, arenal; y el lago está agrietado, reseco en su sequedad. Son los hechos.

Durante estos años el Señor ha zarandeado mi vida llevándome hacia lo que nunca pensé ir y alcanzar lo que ni soñé posible alcanzar; es el hacer del Señor. Sigo sintiendo que el Señor me lleva día a día, y me dejo llevar. No me resisto, aunque el espíritu se me ha vuelto más espeso… Él sabrá. Yo no sé lo que quiere hacer de mí, pero sea lo que sea intentaré seguirle; aunque cojee de los dos pies, aunque mis manos sean incapaces, aunque mi mente pierda su lucidez… Él sabrá, yo no lo sé.

Aquella, digamos prepotencia, por la cual me sentía capaz de dirigir un rebaño, ya no es tal. Siento que ya no soy digno de dirigiros una palabra de guía, de aliento o de fe. ¡Quien soy yo, estúpida vanidad, para ello! Ahora, en mi pobreza, intento ser simple oveja y seguir cojeando al pastor de los pastores; nada más.

Viviré, aunque no haya fuego en mi corazón, aunque sea un ciego sin luz. Viviré mientras pueda, mientras mis manos sean útiles para impulsar a otros y mi hombro sirva de consuelo para enjugar algunas lágrimas; pero sin espíritu me es imposible escribir.

Lo siento, todo cambia, Lo único inmutable es el Señor, su amor hacia nosotros, hacia todos. Vivid en su amor. Vivid el presente como es y confiar en el futuro. En ese futuro que el Señor hará Vida en vuestras vidas, en ese camino que será el Camino entre los caminos y en esa Verdad única que será la verdad entre tantas medias verdades. Y, a mí, dejarme que me cobije a sus pies, como simple hijo suyo; como simple hijo del Amor.

Esta entrada fue publicada en Espiritualidad. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Sequía

  1. irel gasteiondo dijo:

    Buenas noches. Hoy hace un mes que nos dejaste sin tus escritos, sin tu pagina que, por lo menos a mí me alegraba el dia, o no..depende de que se expresara en ella, pero nunca me dejaba indiferente, de forma que los días entre uno y otro correo, me dedicaba a releer alguno de los antiguos para así comenzar la jornada. No me puesto en comunicación contigo hasta hoy, con la esperanza de que volvieras a coger el gusto de teclear algo; más viendo que no es así, no quiero dejar de hacerte saber mi gran pesar, egoistamente por mi, pero sin duda por ti, porque comprendo que no estás pasando por un buen momento. Quiero que sepas que todos los días ruego por ti a nuestro Padre Celestial, esperando que su Santo Espíritu te ilumine el camino a seguir y que su Amor te arrope. Con todo mi cariño, un gran abrazo y de todo corazón ¡ ANIMO!

Deja un comentario